Síndrome de inmunodeficiencia adquirida |
Síndrome
de inmunodeficiencia adquirida (SIDA)
Estado
final de la infección crónica producida por el retrovirus VIH (virus de
la inmunodeficiencia humana). El SIDA es una enfermedad que anula la
capacidad del sistema inmunológico para defender al organismo de múltiples
microorganismos, produciéndose graves infecciones. Se caracteriza por
astenia y pérdida de peso importantes, y con frecuencia por
complicaciones neurológicas debidas a la lesión de las células
cerebrales. También una elevada incidencia de ciertos cánceres,
especialmente el sarcoma de Kaposi; uno de sus primeros síntomas consiste en la
aparición de lesiones violáceas en la piel. Otros tumores frecuentes son
los linfomas de células B. El
SIDA se transmite por la sangre, por contacto homo o heterosexual, a través
de la placenta desde la madre infectada al feto y posiblemente a través
de la leche de la madre infectada. Las transfusiones sanguíneas fueron
una vía de transmisión importante antes de que se desarrollara una
prueba fiable para la detección del virus en sangre. Uno de los
mecanismos principales de transmisión y difusión de la enfermedad es el
uso por drogadictos de agujas contaminadas con sangre infectada. La simple
convivencia (sin relaciones sexuales y sin compartir objetos personales
como maquinillas de afeitar o cepillos de dientes) y la donación de
sangre, no son factores de riesgo para la infección. En los países
occidentales, el mayor número de casos se ha producido por transmisión
homosexual, a diferencia de lo que sucede en España, donde el mayor número
de casos se debe a la transmisión heterosexual. El virus VIH permanece
silente durante un tiempo variable en el interior de las células T
infectadas, y puede tardar hasta diez años en iniciarse la enfermedad. Hasta
el momento se han aislado varias cepas del virus VIH, el cual está
experimentando continuamente mutaciones genéticas. Estas mutaciones
producen cambios continuos en la envuelta externa del virus, aquella
contra la cual el sistema inmune humano puede desarrollar anticuerpos. Las
mutaciones continuas dificultan la elaboración de una vacuna protectora
frente a todas las cepas del virus. No obstante, en muy poco tiempo se ha
obtenido un enorme progreso en el conocimiento de la estructura molecular
del virus, sus modos de transmisión y sus mecanismos patogénicos. Se
están llevando a cabo muchas investigaciones para descubrir tratamientos
eficaces tanto para los enfermos como para aquellas personas infectadas
que aún no han desarrollado la enfermedad. El AZT (azidotimidina o
zidovudina), desarrollado en 1986-1987, ha sido el primer fármaco capaz
de controlar parcialmente la replicación del virus y los síntomas de la
enfermedad. No obstante, las estadísticas clínicas indican que por el
momento ningún individuo con SIDA sobrevive a largo plazo. El
SIDA ha planteado muchos dilemas legales y éticos: como ejemplo se puede
mencionar el análisis de anticuerpos en todos los ciudadanos o en
poblaciones particulares (por ejemplo, en los suscriptores de seguros de
vida), la discriminación en la vivienda, el trabajo o los tratamientos médicos,
y la confidencialidad en el manejo de datos clínicos, o la notificación
a las parejas sexuales. El
primer caso de SIDA fue descrito en Nueva York en 1979, pero el origen
viral de la enfermedad no se estableció hasta 1983-1984 por Luc
Montagnier en el Instituto Pasteur de París. Muy poco después se dispuso
de una prueba para la detección de anticuerpos VIH en el suero de las
personas infectadas, lo cual permitió investigar los mecanismos de
transmisión del virus, su origen y sus mecanismos patogénicos. Algunos
virus parecidos al VIH producen infecciones en determinados monos
africanos; este hecho, y la alta incidencia de infección en algunas
poblaciones centroafricanas, ha sugerido la discutible opinión de que el
virus se originó en ese continente. En 1990 la Organización Mundial de
la Salud (OMS) anunció que a finales de 1989 se habían descrito en todo
el mundo un total de 203.599 casos de SIDA, y se estimaba la cifra actual
en aproximadamente un millón de personas que padecían o habían padecido
la enfermedad. Las más recientes estimaciones de la OMS elevan el número
de seres humanos infectados por el VIH a 8-10 millones de adultos y 1 millón
de niños. España es el país europeo con mayor incidencia de la
enfermedad, y ocupa el segundo lugar (después de EEUU) en número de
casos en el mundo occidental. Según
un informe del programa conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH/SIDA (UNAIDS),
presentado el 1 de diciembre de 1996 (Día Mundial del SIDA), cerca de 3,1
millones de personas se infectaron con el virus del SIDA en 1996; esto
equivale a 8.500 casos nuevos diarios, de los cuales 7.500 son adultos y
1.000, niños. Además, el informe anuncia que hasta esa fecha, 22,6
millones de personas tenían SIDA o estaban infectados por el VIH, y un
total de 1,5 millones de personas murieron en este año. Desde que apareció
la enfermedad en la década de los años setenta hasta 1996, según
estimaciones basadas en informes mundiales, 29,4 millones personas se han
infectado con el VIH, 8,4 millones han desarrollado la enfermedad y 6,4
millones de personas han perecido por su causa. En
diciembre de 1996 el 62% de los casos de VIH/SIDA corresponde a la zona
del África subsahariana. Según datos de la ONU, las cifras de infectados
por el VIH en mujeres de Uganda y en hombres de Tailandia han disminuido.
El 23% de las infecciones por el VIH y el SIDA del mundo se concentran en
el sureste y sur asiático. En India están aumentando los índices de
infección por SIDA, al igual que ocurre en Vietnam, Myanmar y Malaysia.
La UNAIDS advirtió que la enfermedad puede propagarse también por Europa
central y del Este, donde la transmisión entre usuarios de drogas por vía
intravenosa ha aumentado más de un 50% en menos de once meses.
|