El Alcoholismo |
Efectos del Alcoholismo Podemos
considerar que existen dos tipos de intoxicación debida al consumo de
alcohol cada una con características diferentes: INTOXICACIÓN
AGUDA INTOXICACIÓN CRÓNICA Intoxicación
Aguda: Es
la ocasionada por la ingestión masiva de alcohol. La absorción de este
alcohol por el organismo esta determinada por :
Una vez absorbido el alcohol, es metabolizado en una compleja serie de reacciones.
Los efectos, según la cantidad, pasan por: FASE PRODRÓMICA (
0,25 gr./l -0,3 gr./l ) Cuando el individuo percibe un cambio en su estado
mental. Determinados tests psicomotores y aptitud revelan ALTERACIONES que
afectan la percepción de los sentidos y una disminución de los reflejos. EXCITACIÓN (
0,3 gr. / 1,5 gr./l ) Perdida de la inhibición y perdida del autocontrol
con parálisis progresiva de los procesos mentales más complejos. Este es
el primer estado que puede comportar cambios de personalidad. INCOORDINACIÓN (
1,5 gr. /l - 3 gr./l) : Temblor, confusión mental, incoordinación motriz:
generalmente, la persona acaba durmiéndose. COMA Y MUERTE (+3 gr./l).
Intoxicación
Crónica Provocada por intoxicaciones agudas repetidas o excesivo y continuado consumo de alcohol. La enfermedad dependerá del hábito de beber de cada individuo. El
beber consistentemente y en forma sostenida puede con el transcurso del
tiempo causar síntomas de supresión durante los períodos de no tomar y
un sentido de dependencia, pero esta dependencia física no es la única
causa del alcoholismo. Estudios sobre las personas con enfermedades crónicas
quiénes han tomado medicamentos para el dolor durante mucho tiempo han
encontrado que una vez que estas personas resisten el proceso de retiro físico,
a menudo pierden todo deseo para los medicamentos que habían estado
tomando. Para desarrollar alcoholismo, otros factores generalmente juegan
un rol, incluyendo la biología y la genética, la cultura y la psicología. Química cerebral El
deseo para el alcohol durante la abstinencia, el dolor de la supresión y
la tasa alta de recaídas se deben a la adaptación y dependencia del
cerebro a los cambios en su química causados por el uso de largo plazo
del alcohol. El alcohol actúa
como un depresivo en el sistema nervioso central y causa relajación y
euforia. En el cerebro, un grupo pequeño de mensajeros químicos,
conocidos como neurotransmisores, es responsable de los cambios en el
comportamiento después de beber alcohol. De interés especial para los
investigadores son el neurotransmisor ácido aminobutérico gamma (GABA,
gamma aminobutyric acid), la dopamina y la serotonina. Factores genéticos En
las personas con alcoholismo severo, los investigadores han ubicado un gen
que afecta la función de una estructura de nervio-célula conocida como
receptor de dopamina D2 (DRD2), el cual, a su vez, influye la actividad de
dopamina. Este gen también se encuentra en las personas con el trastorno
de déficit de atención, quienes tienen un mayor riesgo para el
alcoholismo, y es también presente en las personas con el síndrome de
Tourette y autismo. La
asociación de este gen con estos problemas neurológicos conduce a
algunos expertos a creer que el gen receptor de dopamina D2 no es una
causa primaria del alcoholismo, pero que las personas con este gen tienen
mayor probabilidad de beber para tratar los síntomas psicológicos y
conductuales de sus trastornos neurológicos. Además, un estudio
principal no encontró alguna conexión en lo absoluto entre el gen DRD2 y
el alcoholismo. Se necesita más trabajo en esta área. Depresión y ansiedad Algunas personas beben para aliviar la ansiedad o la depresión, y teorías se han propuesto sobre el hecho de que una tendencia hereditaria para la depresión o la ansiedad puede hacer a personas más propensas al alcoholismo. Estudios han indicado, sin embargo, que cuando los niños de padres alcohólicos son criados por padres no alcohólicos, sus riesgos para el alcoholismo permanecen altos pero oportunidades para la depresión o la ansiedad no son mayores que las de la población general. En efecto, la ansiedad y la depresión mismas son causadas por el alcoholismo y pueden ser reducidas después de la supresión del alcohol. La depresión y la ansiedad también pueden desempeñar una función principal en el desarrollo de alcoholismo en los ancianos y en otros quienes son sujetos a cambios de vida no deseados, como la jubilación, la pérdida de un cónyuge o amigo(a) y los problemas médicos. Efectos
Físicos
El
alcohol no está expuesto a ningún proceso de digestión por lo que en su
mayoría pasa primero al intestino delgado para después ser absorbido por
el torrente sanguíneo. Sólo una pequeña parte llega directamente a la
sangre a través de las paredes estomacales. En la sangre el alcohol es
metabolizado (descompuesto para ser eliminado o aprovechado por el
organismo) mediante el proceso de oxidación. Es decir, se fusiona con el
oxígeno y se descompone de modo que sus elementos básicos abandonan el
cuerpo de forma de bióxido de carbono y agua. El primer lugar de oxidación
es el hígado, el cual descompone aproximadamente el 50% del alcohol
ingerido en una hora. El resto permanece en el torrente sanguíneo hasta
ser eliminado lentamente. Efectos
Psicológicos
El alcohol afecta en primer lugar al Sistema Nervioso Central y su ingerencia excesiva y prolongada puede provocar daño cerebral. Popularmente se cree que el alcohol incrementa la excitación, pero en realidad deprime muchos centros cerebrales. La sensación de excitación se debe precisamente a que al deprimirse algunos centros cerebrales se reducen las tensiones y las inhibiciones y la persona experimenta sensaciones expandidas de sociabilidad o euforia. Por eso se dice, que el alcohol “anestesia la censura interna”. Sin embargo, si la concentración de alcohol excede ciertos niveles en la sangre interfiere con los procesos mentales superiores de modo que la percepción visual es distorsionada, la coordinación motora, el balance, el lenguaje y la visión sufren también fuertes deterioros. Fuertes cantidades de alcohol reducen el dolor y molestias corporales e inducen al sueño. Pero su uso continuo irrita las paredes estomacales llegando incluso a desarrollarse úlceras. Adicionalmente tiende a acumularse grasa en el hígado, interfiriendo con su funcionamiento. En alcohólicos crónicos se provocan graves trastornos cerebrales, hepáticos (cirrosis) y cardiovasculares (aumenta la presión sanguínea y con ello el riesgo de un infarto). Incluso, está demostrado que el alcohol incrementa el nivel de los triglicéridos (grasa no saturada o vegetal en las arterias) y con ello también el riesgo de un infarto. Finalmente, como es ampliamente conocido, el alcohol provoca adicción física y dependencia psicológica. ¿Qué
daños provoca el alcohol en el organismo? En un
momento dado depender de su concentración en la sangre que a su vez es
determinada por los siguientes factores: cantidad ingerida en un periodo
de tiempo, presencia o ausencia de alimentos en el estómago que retengan
el alcohol y reduzcan su tasa de absorción, peso corporal, y eficiencia
del hígado de la persona que lo ingiere.
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