La Divina Comedia |
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Introducción Esta
magistral obra fue escrita por Dante Alighieri, un italiano que vivió de
1296 a 1321. Pero, él la escribió en su lengua nativa, el italiano, por
lo que al ser traducida pierde muchísima
riqueza tanto literaria como poética, ya que se debe estar consultando
las referencias bibliográficas que nos presenta el libro. Pero aún así,
pienso que es una gran obra y creo que fue el mejor libro que pudimos
haber leído en todo el año escolar. Resumen La
historia empieza con Dante (el autor), que a la mitad de su vida, como
nos dice el libro, se sale del camino y se pierde en un bosque. Al
ver que no encontraba la salida, se le aparece el angel Virgilio, el cual
es enviado por la bella Beatriz. Unas vez que se encuentran Dante y
Virgilio, este último ofrece guiarle al infierno, lugar donde las almas
se retuercen incansablemente mientras sufren dolores y torturas peores que
las que alguna vez halla imaginado la mente humana. También le dice que
le llevará al purgatorio, en donde el único sufrimiento es la espera de
que algún día éstas se dirigan a el cielo. Virgilio le dice que otra
alma le guiará en el cielo. Dante
acepta sin saber lo que le espera más adelante y se ponen en marcha.
Después se encuentran con un lobo y un león, por lo que Virgilio le dice
con voz calmada que no tema ya que él lo protegerá de todo peligro. “Por
mí se va a la ciudad del llanto; por
mí se va al dolor eterno; por
mí se va a la condenada raza; la
justicia animó a mi Sublime Arquitecto; me
levantó la divina Potestad, la suprema Sabiduría y el Primer Amor. Antes
de mí no hubo nada creado, a excepción de lo inmortal; y
yo duro eternamente. ¡Oh
vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!” Con
estas aterradoras palabras recibe el infierno a los condenados a pasar la
eternidad en el dolor y el llanto. Atraviesan
este bosque y llegan al segundo círculo; la diferencia entre el primer y
segundo círculo es que en el segundo predomina la ausencia de luz. Aquí
se encuentran los lujuriosos e infieles a sus mujeres y maridos, los
cuales son condenados a vagar sin fin torturados por un remordimiento más
grande que cualquiera imaginado. En el cuarto círculo, Dante y Virgilio se encuentran con los pródigos
(aquellas gentes que malgastaron sus posesiones) y los avaros (que no
soltaban el dinero y lo guardaban para ellos), que son condenados a chocar
unos contra otros en grandes multitudes para siempre. Las
aguas asquerosas de la laguna están siendo agitadas por los melancólicos
y descontentizados, que penan y se ahogan sin morir en su fondo fangoso. El
sexto círculo no varía de los demás en la obscuridad y arquitectura,
solo que en este círculo ven un sinúmero de fosas abiertas que echan
fuego por su abertura. Aquí sufren los heresiarcas el tormento del fuego. El
séptimo círculo está dividido en varios recintos: el primero, guardado
por el Minotauro, padecen los que ejercieron violencia contra la persona o
bienes del prójimo, sumergidos en un río de sangre. En
el segundo recinto sufren los que se hicieron violencia a sí mismos, los
masoquistas y suicidas, convertidos a medias en arboles y malezas, y los
disipadores, perseguidos por perros feroces. Al correr para escapar de los
perros, las almas rompen las ramas de los arboles-hombres, produciéndoles
un enorme dolor. En
el tercer recinto son atormentados por una lluvia de arena ardiente los
que atentaron contra la naturaleza, la sociedad o contra Dios. Gerión
les ayuda a cruzar el círculo y arrivar al octavo, que es de los
fraudulientos. Este círculo se divide en diez fosas en las que sufren los
rufianes, aduladores, seductores, cortesanos, adivinos, hipócritas, los
ladrones, los escandalizadores y los charlatanes. Se
encuentran con un gigante, el gigante Anteo, quien les ayuda a bajar al
noveno círculo, en el que hay un lago helado que se divide en cuatro
diversos recintos en los que se castiga a los traidores. En
el primer recinto están Caín y todos aquellos que traicionaron a sus
parientes.
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