Historia del Calzado
 


En cuestión de calzado, cada persona tiene sus propios gustos. Según las tradiciones chinas, los pies pequeños son de princesa y en Occidente existe un dicho popular que dice "pie grande sirve para dormir parado".

El calzado hoy en día se ha convertido en un elemento esencial de la moda. Unos buenos y finos zapatos embellecen un traje o por el contrario lo desacreditan.

En el mercado de la moda existen modelos y moldes de zapatos de todos los estilos. Los hay finísimos y delicados, como las zapatillas del ballet. En cuero, materiales sintéticos o en gamuza.

Pero aunque este artículo de vestir lleva varios años caminando entre los hombres, la historia del zapato se remonta a la necesidad básica de proteger los pies, después de siglos de soportar caminos empedrados, guerras y bailes.

Desde su creación, el zapato ha sido un artículo de prestigio. Hecho de hierba o de cuero trenzado, el primer zapato estaba lleno de correas para darle cierta protección al pie, de acuerdo con las condiciones geográficas en las que se movía el hombre antiguo.

Existen modelos del calzado de civilizaciones antiguas, tales como los egipcios, chinos y vikingos. Sin embargo, el poblador rico y el influyente comenzaron a distinguirse por la artesanía y la decoración que caracterizaban a sus zapatos.

 El zapatero ha sido siempre una figura romántica. Aquel laborioso hombre que manejaba todos los materiales que hacían del zapato la pieza de vestir resistente al tiempo, al agua y al frío. En lugares cálidos, la sandalia era el tipo de calzado más popular. La historia muestra una forma primitiva de sandalia, llena de correas; en Egipto y Roma.

El mocasín moderno se deriva del zapato original adoptado en climas fríos por los indios, los esquimales y los siberianos norteamericanos.

Pero los diseños de los primeros zapatos no siempre fueron funcionales y cómodos. En los siglos XVI y XVII, eran anchos y planos, poco indicados para caminar.

Otros modelos tenían el talón tan alto y estrecho, que no solamente el desplazarse era difícil sino que su peso originaba dolores en los tobillos. Este modelo creó más tarde los zapatos con "plataformas", populares en los años 70.

 Históricamente, los soldados romanos no llevaban zapatos ni ningún tipo de calzado específico, de acuerdo con los parámetros de entrenamiento y fuerza que estos debían desarrollar. Más tarde, cuando se institucionalizaron las celebraciones en el Circo, utilizaban una plantilla de piel y cuero en bruto para correr y desplazarse por toda la arenilla. Los zapatos amarrados a las piernas se convirtieron en piezas claves de los trajes romanos.

Antes de 1600, los modelos de zapatos eran incipientes y simples. De corcho, cuero o piel eran fabricadas las plantillas que protegían los pies. Para sujetar correctamente la plantilla al pie, los fabricantes utilizaban clavos y metales.

Los primeros zapatos usados en la Europa modernas, se vieron en las cortes francesas, en los siglos XIII y XV.

Los ciudadanos llamaban brodequins pointus y después á la poulaine, a una especie de zapatillas puntiagudas, hechas con pieles y telas traídas de Oriente.

 En el siglo IX, las polainas se difundieron por Alemania, Inglaterra y España.

Dada la popularidad de este nuevo accesorio, Felipe el Hermoso en Francia y Eduardo III de Inglaterra establecieron, a principios del siglo XIV, varias medidas de la punta de las polainas para distinguir las jerarquías sociales: las de un príncipe tenían puntas de más de dos pies de largo; las de un barón, de dos pies; las de un caballero, de pie y medio, y las de la gente del pueblo de medio pie solamente.

Carlos VIII tenía los pies tan deformes que no podía usar esas polainas puntiagudas, así que simplemente las prohibió, instituyendo zapatos cuadrados y chatos.