La Imprenta |
Trascender las palabras para ser leídas por todos, sin importar el tiempo y la cultura. Eso fue posible gracias a la imprenta, al permitir conocer las ideas a gran escala. La imprenta es uno de esos logros del hombre, cuya búsqueda es tan remota como la misma necesidad de comunicarse con los demás. Mesopotamia,
figura como uno de los primeros lugares donde la reproducción de palabras
por medio de una imprenta incipiente, hizo su aparición en el año 2800
A.C.
Sin embargo, fueron los chinos los que dominaron la imprenta, con su papel de arroz y la tinta. El papel era humedecido, para luego ser pasado por una plancha, la cual permitía impregnar todos los textos. Este sistema, aunque permitió una lectura fiel y clara, fue perfeccionada al incorporar pequeños bloques con caracteres o códigos, que de forma separada, permitieron el ordenamiento de palabras, hasta llegar a extensas frases. La imprenta se esparció por Europa en el Siglo XIII, y enseguida acabó con el monopolio eclesiástico de la palabra escrita y con el latín como idioma único de cultura, aceleró la llegada del Renacimiento y apresuró las revoluciones política, industrial y económica, posibilitando, de paso, la explosión protestante, al poner en manos del pueblo libros de todo tipo a precios más o menos asequibles y en idiomas más accesibles para el hombre de la calle que el latín. Allí
Gutenberg, perfeccionó el sistema chino y publicó la primera Biblia,
considerado hasta ahora como el texto más largo, jamás antes publicado,
dado la precariedad de la técnica.
En nuestro continente, México fue el país que primero pudo utilizar el sistema de imprenta de Gutenberg. Hoy
en día, la evolución de la imprenta ha permitido que a la labor
editorial le sean agregados elementos como el color y la fotografía,
permitiendo textos llamativos, ágiles y modernos. |