Hijo de un humilde
escultor, nada escribió ni dejó como legado. Fue criticado,
satirizado y finalmente condenado a morir por sus ideas y su "extraña"
conducta. Se lo acusó de ateo, cuando en realidad, "seguía
los designios del dios".
Sócrates, aquel viejo ateniense que, sentado en las calles,
preguntaba a todos "qué sabían" y "cuál era la
verdad sobre cada tema" sin saberlo y sin quererlo, pasó a
ser el más grande filósofo de occidente y quien, con simpleza y
humildad, nos enseñó a todos en qué reside "la Sabiduría".
Presentamos aquí su vida, la cual, aunque torpemente narrada por
quien escribe, hará sonrojar a aquellos que vociferan dogmas y
doctrinas, creyendo tristemente, ser los dueños de "la Verdad". |