Historia de Grecia

 

 

Acuñación de moneda

 

Del latín moneta, apodo de la diosa Juno, cuyo templo en Roma se utilizaba para acuñar monedas.

 

La idea de moneda pertenecía a los babilonios y a los hititas, pero éstos no dividían el metal en secciones de valor determinado ni pensaron en controlar el valor intrínseco del metal.

 

Los griegos son los primeros que reemplazan las marcas groseras que certifican el valor con sellos de valor artístico. Como vimos, la moneda facilito los cambios y los prestamos. Convertida pronto en otra mercancía, sufre todas las alternativas de una mercancía. Termina por ser la mercancía por excelencia: ya la posesión de la tierra no es el signo de la riqueza lo es la posesión de metal amonedado.

Entonces los nobles abandonan el campo para especular, como vimos, con la moneda, para formar capitales que realizan empresas antes imposibles: crear talleres explotar minas, equipa flotas. El campo

Abandonado por el capital es abandonado por sus victimas, obligadas a serlo ahora en la ciudad.

 

Las ciudades crecen en especial las que tienen las condiciones que exige la nueva economía: posibilidades industriales y comerciales. Por esto progresan los puertos. Ya las ciudades son mucho más que los caseríos mas o menos pobres. Los nobles que gobiernan ahora las ciudades quieren tener seguridad y vivir con gusto: construyen monumentos y murallas de defensa. Pero las calles se llenan de una multitud de desheredados, obreros o que esperan serlo, que miran con creciente rencor lo que para ellos es injusta diferencia.

 

Entre tanto en los campos aparece una nueva clase la de los labradores enriquecidos. Estos aplicaran casi toda la tecnica de los que tenían tierras heredadas: compraran otras y buscaran todos los modos acrecer su capital.

 

La Casa de la Moneda es el lugar donde se diseñan, graban y fabrican las monedas, que son medios de pago de curso legal, es decir, dinero. Antes de la aparición de las monedas, el comercio se llevaba a cabo mediante el intercambio de bienes (trueque) o utilizando lingotes de oro y plata. Este sistema resultaba poco práctico porque era necesario pesar y evaluar la calidad del metal, en cada intercambio se establecía el valor de los lingotes, por lo que se dificultaba el crecimiento del comercio y la industria. La invención del sistema de acuñación de monedas, cuyo valor era siempre el mismo, resolvió los inconvenientes anteriores.