Paleolítico
El
paleolítico, que constituye casi el 99% del registro arqueológico
mundial, fue subdividido en:
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El
paleolítico inferior cubre un vasto periodo que se inicia con los
primeros útiles líticos reconocibles hallados en yacimientos de
Etiopía, fechados hace unos 2,5 millones de años. No obstante, los
primeros seres humanos debieron haber usado útiles mucho antes de esa
fecha. Aquéllos fabricados con materiales orgánicos se han
desintegrado y los de piedra sin trabajar son irreconocibles como
instrumentos. Los útiles tallados a partir de piedras son los únicos
que permiten ser reconocidos como tales. Los instrumentos líticos más
simples reciben el nombre de choppers (cantos trabajados monofaciales) y chopping tools (cantos bifaciales) que constituyen la denominada
cultura de los cantos trabajados, propia del Homo Habilis. Fueron tallados mediante percutores con la
intencionalidad de crear una serie de útiles rudimentarios apuntados
o con filos por una sola cara, empleados para cortar, perforar o raer.
A veces se denominan instrumentos olduvainenses, por los hallazgos de
la garganta de Olduvai (Tanzania), donde se han descubierto numerosos
restos de presencia humana que constituyen los testimonios de la
tecnología más antigua y duradera de la humanidad, ya que
permanecieron en uso durante millones de años. El filo de un útil de
sílex o cuarzo es extremadamente cortante; se puede romper o embotar,
pero a su vez puede ser retallado o simplemente desechado para
reemplazarlo fácilmente por otro instrumento, dada la disponibilidad
de piedra apropiada. El siguiente paso fue el tallado de bifaces,
trabajando bloques seleccionados de piedra por ambas caras hasta darle
la forma deseada, en ocasiones muy sofisticada, como la del bifaz simétrico
y piriforme, encontrado en grandes cantidades en el Viejo Mundo, que
fue probablemente un instrumento multiusos (presentaba un largo filo
puntiagudo y cortante y un extremo engrosado a modo de cabeza de
martillo). Estos bifaces hicieron su aparición durante la existencia
del Homo erectus (antepasado
directo del Homo sapiens)
del que se han encontrado restos desde el sur de África hasta el
Sureste asiático y que abarca un periodo iniciado hace 1,8 millones
de años y que se extendió hasta hace unos pocos centenares de miles
de años (véase Hominización).
Los bifaces debieron ser, por tanto, unos útiles prácticos y
eficientes. El achelense constituyó una de las etapas más
importantes del paleolítico inferior, aunque no fue una etapa
uniforme. Recibió tal nombre del yacimiento de Acheul (norte de
Francia), caracterizado por la presencia de bifaces, hendedores y
triedros. La denominada técnica levallois
supuso un notable avance técnico; apareció en diferentes lugares y
fechas durante este periodo, probablemente de forma espontánea y no
por aculturación. Se denominó así por el yacimiento homónimo
localizado en Francia. Esta técnica consistía en trabajar un núcleo
de sílex de grano fino, de tal forma que se obtuvieran fragmentos
denominados lascas, grandes, planas y con filos cortantes, de tamaños
y formas preconcebidas; pero fue en el paleolítico medio cuando
alcanzó su máximo desarrollo. El paleolítico inferior comenzó en
Europa a inicios del cuaternario y finalizó con la aparición del
hombre de Neandertal hace 120.000 años. En España sobresale el
yacimiento del Aculadero (Puerto de Santa María, Cádiz). Todos los
indicios señalan que la industria hallada en tal lugar corresponde a
la cultura de los cantos tallados. Se calcula que tiene unos 700.000 años
de antigüedad. Este yacimiento muestra que existieron grupos humanos
que fueron asentándose en la península Ibérica y fueron ascendiendo
hacia el norte. Otra importante zona de ocupación humana es la zona
del Guadalquivir y la depresión de Guadix Baza (Granada), en especial
el yacimiento de Cúllar-Baza, donde aparecieron los polémicos restos
del llamado hombre de Orce. Otro yacimiento fundamental del paleolítico
inferior español es Atapuerca (Burgos), donde se han hallado
numerosos restos, investigados en la actualidad.
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El
paleolítico medio es un periodo mal definido que comenzó en
distintas fechas según las zonas. Está identificado con el llamado
tecnocomplejo musteriense (nombre derivado del abrigo rocoso de Le
Moustier, al suroeste de Francia), que se extendió desde hace 180.000
años hasta hace 40.000 años, y coincidió ampliamente con la
presencia de los neandertales. El musteriense se caracterizó por el
desarrollo y perfeccionamiento de los útiles ya conocidos, los cuales
redujeron su tamaño, y la fabricación de objetos sobre lascas:
puntas, raederas y bifaces. Este periodo es denominado en África edad
media de piedra y abarca desde hace 150.000 años hasta hace 30.000 años.
Aquí no se han localizado bifaces pero sí se han encontrado
ensamblados diversos útiles de pequeño tamaño, denominados
microlitos. Algunos de estos ensamblajes están asociados a restos
humanos anatómicamente modernos. En España, el paleolítico medio
estuvo igualmente caracterizado por su asociación a la presencia del
hombre de Neandertal, aunque hoy día se rechaza la absoluta
identificación del musteriense con esta especie. Junto al
instrumental lítico, aparecen objetos óseos. El numero de
yacimientos aumenta de forma muy considerable; existen al aire libre y
en cuevas, entre las que destaca la cueva de Morín (Cantabria).
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El
paleolítico superior europeo corresponde ya a la presencia del hombre
moderno y está asociado a una amplia variedad de útiles de piedra,
hueso, cornamenta y marfil, incluidos propulsores, arpones y agujas.
El utillaje lítico de este periodo comprende una extensa variedad de
instrumentos muy especializados (leznas, raspadores, grabadores)
realizados principalmente sobre hojas y láminas (esto es, lascas
largas, estrechas, delgadas y con filos paralelos, extraídas
probablemente de un nódulo golpeado con un punzón y percutor, más
que de forma directa con un martillo). El paleolítico superior en
Europa está dividido en tres grandes etapas: el auriñacense y
perigordiense; el solutrense y el magdaleniense. En España se
observan diferencias entre la región cantábrica y la zona levantina.
Algunas fases están asociadas a magníficos ejemplares de útiles líticos.
En el sur de Europa, durante el solutrense, se fabricaron puntas
planas y delgadas en forma de hoja, trabajadas por ambas caras. En el
hemisferio norte, el paleolítico superior acabó hace unos 10.500 años
con el fin de la glaciación. En África este periodo recibe el nombre
de edad de la piedra final y se extendió hasta la edad del hierro (pocos
siglos antes o después de Cristo, según las diversas zonas) o
incluso hasta tiempos históricos, incorporándose de este modo a lo
que en el Viejo Mundo se denomina neolítico. En el Nuevo Mundo, la
etapa más antigua de presencia humana es llamada periodo paleoindio,
que comenzó hace 15.000 años (algunos autores remontan su inicio
hasta hace unos 50.000) y concluyó hacia el 5000 a.C. aproximadamente.
Está caracterizado por una serie de puntas cuidadosamente talladas en
piedra como las puntas Clovis y Folsom en el norte y las puntas de
cola de pez en el sur. Un hecho destacado es que la perduración del
utillaje lítico en el paleolítico es muy engañosa. Llega hasta
nosotros gracias a su naturaleza pétrea y su abundancia no refleja
necesariamente su importancia. Se han llevado a cabo estudios de cómo
y por qué los pueblos primitivos actuales emplean los útiles líticos,
además de análisis microscópicos que han permitido comparar modos
de utilización y las huellas de uso en el utillaje prehistórico con
los actuales, utilizados para funciones específicas con y sobre
diversos materiales. Todas estas investigaciones han sugerido que
muchos de estos instrumentos fueron utilizados para obtener y trabajar
materiales orgánicos y que el empleo de la madera fue de enorme
importancia en el utillaje paleolítico. Han pervivido hasta nuestros
días pocos objetos de madera correspondientes al paleolítico
inferior y medio, como es el caso de un par de puntas de lanza y un
receptáculo en Europa y una delgada placa cuidadosamente fabricada,
en Japón.
Grupos humanos del paleolítico
A lo largo de todo el paleolítico el hombre fue cazador y recolector
aunque también se dedicó a la pesca. De hecho, durante la mayor parte
del paleolítico inferior los primeros seres humanos (Australopithecus, Homo habilis y Homo erectus) fueron probablemente más carroñeros que cazadores.
Fue en el paleolítico medio y superior cuando se realizaron actividades
de caza propiamente dicha, efectuadas con medios más apropiados y en
batidas comunales. Los cazadores centraron su actividad en herbívoros
como caballos, bisontes, cabras, ciervos y antílopes, dependiendo de cada
región y del clima, que fluctuó durante toda la época glacial. La caza
mayor, como el mamut, fue escasa en comparación con la caza menor, aunque
es cierto que la actividad depredadora del hombre influyó en su extinción
y en la de otras especies de megafauna en diversas partes del mundo. En
las llanuras de Norteamérica, los cazadores explotaron las manadas de
bisontes en batidas masivas, provocando estampidas hacia barrancos donde
los mataban posteriormente. Los grupos humanos del paleolítico parecen
haber sido extremadamente nómadas, desplazándose según las estaciones
siguiendo a las grandes manadas. Durante el paleolítico inferior debieron
vivir principalmente en pequeños campamentos, de los cuales se han
encontrado restos en yacimientos al aire libre, algunos de ellos en
terrazas de ríos, aunque también ocuparon cuevas como el caso de
Zhoukoudian (China) o Tautavel (Francia). En el paleolítico medio y
superior se ocuparon de forma más intensa las cuevas y los abrigos
rocosos, pero el hombre continuó viviendo al aire libre. En el paleolítico
inferior se construyeron algunos refugios rudimentarios, como los de las
dunas de Terra Amata (Niza, sur de Francia), pero en el paleolítico
superior hay testimonios de ligeros entoldados y, en Europa central y
oriental, de sofisticadas cabañas hechas con cientos de huesos de mamuts.
Se piensa que se empezó a emplear el fuego hace 1,5 millones de años.
Abundan restos de hogares en los lugares de habitación del paleolítico
medio y superior. En principio fue utilizado probablemente como medio de
iluminación, de calefacción y de protección contra animales salvajes,
pero con el paso del tiempo se emplearía también para cocinar alimentos.
En el paleolítico superior se empleó para calentar los bloques de
piedras a fin de facilitar su trabajo, para alterar el color de los
pigmentos minerales y en algunas zonas, como Moravia y Japón, para cocer
figurillas de arcilla. Los grupos humanos del paleolítico medio
practicaron ya con toda probabilidad la navegación. El hombre llegó a
Australia al menos hace unos 55.000 años. Esto significa que cruzó al
menos 100 kilómetros de mar abierto, puesto que Australia nunca estuvo
unida al Sureste asiático, ni en los periodos en los que el nivel del mar
estuvo más bajo. El primer testimonio claro de prácticas funerarias
corresponde al paleolítico medio. No obstante hay pruebas de que en
Atapuerca (Burgos, España) tuvo lugar un rudimentario rito funerario hace
unos 300.000 años. Hasta unos 35 esqueletos humanos del tipo neandertal
fueron aparentemente depositados en una fosa en este lugar. La ausencia de
restos de ocupación y de útiles líticos (indicando que esos hombres no
vivieron allí) y la ausencia de huesos de animales o marcas de mordiscos
(señalando que no fueron víctimas de depredadores) sugieren algún tipo
de rito funerario. Al parecer un enterramiento neandertal en la cueva de
Shanidar (Irak) estuvo rodeado de flores. Sería en el paleolítico
superior cuando los enterramientos se hicieron cada vez más complejos (la
cremación más antigua conocida es la del lago Mungo en Australia y se
fecha en torno a unos 26.000 años) en los que aparece la utilización de
ocres rojos y la presencia de un ajuar funerario y, en algunos casos,
cientos de cuentas o abalorios que probablemente estuvieron unidos a la
vestimenta, además de otras formas de ornamentación y utillaje. De igual
modo, aunque hay algunos ejemplares rudimentarios de arte en el paleolítico
inferior y medio (como una figurilla femenina procedente de Berejat Ram en
Israel, de cientos de milenios de antigüedad), fue durante el paleolítico
superior cuando apareció el arte figurativo en todos los continentes,
bien como arte parietal, bien como arte mobiliar, bajo la forma de
grabados o pequeñas estatuillas. Aunque el arte paleolítico europeo es
el mejor conocido (véase Arte paleolítico), hay ejemplos de grabados en roca y de
arte mobiliar de fecha similar en otros continentes. Por ejemplo, en
Australia existen petroglifos (grabados sobre rocas) que se pueden datar
en una fecha aproximada de hace 40.000 años. Namibia posee pinturas
rupestres polícromas de animales en la cueva Apolo 11 que se fechan en
unos 27.500 años de antigüedad. En la India, China y Japón se han
encontrado grabados sobre las valvas de las ostras, astas de animales y
cantos rodados respectivamente. En Brasil se localizan las pinturas
rupestres de Pedra Furada, que se fechan al menos en torno a unos 12.000 años,
aunque es posible que tengan un mínimo de 17.000 años de antigüedad.
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