Chile |
Flora y fauna La flora autóctona de Chile varía según la zona
climática. La región norteña presenta pocas variedades de vegetación (coirón,
llareta, pajonales y cactáceas) y es uno de los mejores ejemplos de
desierto absoluto en todo el planeta. El valle Longitudinal, más húmedo,
cuenta con diversas especies de cactus, arbustos espinosos, pastizales y
la araucaria, que produce piñones comestibles. Al sur de Valdivia se
encuentran densos bosques húmedos en los que abundan el laurel, el roble,
el raulí, el ñirre (véase Fagáceas),
el coihué, el ciprés, el mañío y el lingue, así como diversas
especies de coníferas. Otras plantas destacadas del país son: el molle,
árbol cuyos frutos se emplean como condimento; el quillay, el peumo y el
radal. El extremo sur se caracteriza por una vegetación de pastos
esteparios. La fauna es menos diversificada que en otros países
de Sudamérica debido a la barrera que ofrecen los Andes. Entre los mamíferos
autóctonos merecen mencionarse la llama, la alpaca, la vicuña, el
guanaco, el puma, el zorro culpeo, el huemul (ciervo de los Andes), el pudú
(cérvido pequeño) y la chinchilla. Las aves son variadas, aunque están
ausentes los tipos sudamericanos predominantes. Además de la trucha, que
fue introducida desde América del Norte, hay pocos peces de agua dulce en
los ríos y lagos chilenos, destacando únicamente el pejerrey y el salmón.
En la costa del mar abundan los peces, mariscos y mamíferos marinos
gracias a la corriente fría de Humboldt. |