China |
La dinastía Tang (618-907)
Fundada por Li Yuan, la dinastía Tang supuso una época de fuerza y brillantez sin precedentes en la historia de la civilización china. El sistema de exámenes para reclutar a los funcionarios públicos de la administración era tan refinado para su momento que, en su forma básica, ha sobrevivido hasta el siglo XX. Se reestructuraron los órganos del gobierno imperial y local, que se ampliaron para proporcionar una administración centralizada, y se decretó un elaborado código de leyes administrativas y penales. Chang’an, capital de los Tang, fue un centro de tolerancia cultural y religiosa. Se practicaban muchas religiones, incluso el cristianismo nestoriano. Se desarrolló un importante comercio exterior con Asia central y Occidente, desarrollándose las rutas de las caravanas, y mercaderes de Oriente Próximo comerciaban a través del puerto de Cantón. Bajo los Tang, la influencia china se extendió sobre Corea, sur de Manchuria y norte de Vietnam; en el oeste, por medio de alianzas con tribus de Asia central, los Tang controlaron la depresión de Tarim y al final hicieron que su influencia llegara hasta lo que hoy es Afganistán. Sistema
administrativo La fuerza económica y militar del Imperio Tang se basaba en un sistema de reparto equitativo de la tierra para la población adulta masculina. El impuesto agrícola per cápita que pagaban los propietarios por cada parcela de tierra era la fuente principal de ingresos para el gobierno y el servicio militar periódico que se les exigía era la base del poder militar Tang. Sin embargo, surgieron dificultades porque el gobierno seguía exonerando a los estados libres de impuestos y hacía grandes concesiones de tierra a aquéllos que les eran favorables. Como resultado del crecimiento de la población hacia el siglo VIII, los propietarios de parcelas individuales heredaban unos terrenos de tierra muy reducidos, pero el impuesto anual mantenía su cuantía, por lo que los campesinos abandonaban sus parcelas, reduciendo de ese modo los ingresos del Estado y mermando la eficiencia de las fuerzas armadas. Las áreas fronterizas ya no podían estar protegidas por las fuerzas militares, por lo que se encargó su defensa a tropas no chinas dirigidas por un sistema en el que tenían grandes privilegios los jefes militares.
Rebelión
de An Lushan Los primeros gobernantes Tang, también la emperatriz
Wu Zetian (reinó desde el 683 hasta el 705), una antigua concubina
imperial, por lo general fueron gobernantes capaces. Sin embargo, el
brillante emperador Xuanzong, se enamoró de la cortesana Yang Guifei, una
mujer mucho más joven que él y descuidó sus deberes permitiéndole
situar a sus amigos y familiares en cargos importantes del gobierno. Uno
de los favoritos de Yang era el competente general An Lushan, quién
luchó con el hermano de Yang por el control del gobierno, de manera que
precipitó una revuelta en el 755; no se restableció la paz hasta el 763
y aún entonces sólo por medio de alianzas que los Tang habían formado
con tribus de Asia central. Tras la rebelión de An Lushan, el gobierno
central nunca más fue capaz de controlar a los comandantes militares de
las fronteras, algunos de los cuales convirtieron sus puestos en reinos
hereditarios y retuvieron con regularidad los impuestos destinados al
gobierno central. Esta situación se expandió a otras regiones de la
propia China y hacia el siglo IX la zona que se encontraba bajo el control
efectivo del gobierno central estaba limitada a la provincia de Shaanxi. Durante los últimos años de los Tang tuvo lugar un gran florecimiento cultural; los poetas Li Bo, Du Fu y el maestro de la prosa Han Yu aparecieron en un momento en que ya había comenzado el proceso de declive político. La impresión de libros promovió la unidad cultural. Persecución
religiosa y desunión La decadencia del budismo y la reaparición del
confucianismo a finales de la era Tang dieron lugar a la aparición de una
nueva y vigorosa ideología, que proporcionó la base para el crecimiento
de una civilización perdurable en los siglos siguientes. Aunque el
budismo había alcanzado el punto más alto de su popularidad durante los
años de paz y prosperidad de los primeros Tang, se había desarrollado
una clase oficial culta, principalmente de creencias confucianas hacia
mediados de la dinastía que consideraba al budismo una fuerza perjudicial
para la sociedad china. En el 845, el emperador comenzó una dura
persecución contra los budistas; más de 4.600 monasterios y 40.000
templos y santuarios fueron destruidos, y más de 260.000 monjes budistas
se vieron obligados a volver a la vida secular. También otros grupos
religiosos pasaron a estar bajo control estatal. El crecimiento social y económico tendía a preservar
la unidad durante los años de fragmentación política. Durante el
periodo de gobierno de los últimos Tang se desarrollaron los gremios de
artesanos, el uso de papel moneda y la centralización comercial. La dispersión del poder político y económico que
marcó la disolución de la dinastía Tang dio lugar al llamado periodo de
las Cinco Dinastías (907-960). No sólo se sucedieron cinco cortas
dinastías en el valle del Huang He del norte de China, sino que se
establecieron diez estados independientes, la mayor parte de ellos en el
sur del país. A pesar de ello, los invasores extranjeros no asolaron
China durante este periodo; la dinastía Liao (907-1125) de los mongoles
Khitan, con base en Manchuria y Mongolia, fue capaz de extender su
influencia sobre las provincias de Hebei y Shaanxi. Pekín se convirtió
en la capital del sur del imperio conjunto chino-khitan. |