Estonia

 

 

Historia

Las tribus estonas, llamadas eesti, se organizaban en pequeños estados débilmente federados, y Tácito los mencionó por primera vez en el siglo I d.C. El rey Waldemar II de Dinamarca invadió el norte de Estonia, construyó el castillo de Tallinn-Reval en 1219, y estableció la sede episcopal de Reval. Tras un levantamiento en 1343-1345, el rey danés vendió sus territorios en el norte de Estonia a la Orden Teutónica, o los Caballeros Portaespada, que ya tenían el control de la región del sur (Lituania). La Orden y la Liga Hanseática, establecieron centros comerciales a lo largo de la costa y dominaron el país hasta 1561, cuando la Orden fue disuelta. Tallinn y la nobleza del norte de Estonia quedaron bajo la hegemonía de la Corona sueca, y Polonia retuvo temporalmente la parte sur de Estonia, incluyendo Tartu. Hacia 1645 toda Estonia se encontraba en manos suecas. En las décadas de 1670 y 1680, Suecia introdujo reformas que mejoraron las condiciones de vida del conjunto de la población pero que provocaron el resentimiento de la nobleza.

Suecia gobernó Estonia hasta 1721, cuando fue cedida a Rusia por la Paz de Nystad, y el zar ruso Pedro I el Grande, entonces emperador (1721), restauró los anteriores privilegios de la nobleza. Entre 1816 y 1819 el zar ruso Alejandro I abolió la servidumbre en Estonia; en la segunda mitad del siglo XIX se les dio a los campesinos el derecho a comprar tierras, y se suprimió el sistema de vasallaje. Al mismo tiempo aumentaba la conciencia nacional en el país. Crecieron cooperativas y movimientos educativos después de la revolución que tuvo lugar en Rusia en 1905 tras la Guerra Ruso-japonesa, y la prensa y literatura moderna desarrollaron aún más el sentimiento nacional. La Revolución Rusa trajo el autogobierno a los estonios, y el 24 de febrero de 1918, fue proclamada república independiente. Tras una guerra contra los bolcheviques, se firmó un Tratado de paz en Tartu entre la URSS y Estonia el 2 de febrero de 1920, por el que se garantizaba la soberanía de Estonia. Más tarde la nueva república fue reconocida oficialmente por Gran Bretaña, Francia, Italia, Alemania, Estados Unidos, y otros países. Estonia se convirtió en miembro de la Sociedad de Naciones. En junio de 1940, según el Pacto Molótov-Ribbentrop, tropas soviéticas ocuparon su territorio y el de las repúblicas bálticas de Letonia y Lituania. Entonces se organizaron elecciones, en las que sólo se admitieron candidatos prosoviéticos. El 6 de agosto de 1940, Estonia se convirtió en república de la URSS. Cuando Alemania atacó a la URSS en junio de 1941, Estonia fue ocupada por tropas alemanas. En septiembre de 1944, más de 60.000 estonios escaparon a Suecia y Alemania cuando los alemanes se retiraban del país y el ejército soviético avanzaba.

Durante los siguientes 45 años, muchos países reconocieron, al menos de hecho, la ocupación soviética de Estonia, pero algunos países como Estados Unidos nunca aceptaron completamente la incorporación de Estonia a la URSS. Junto a Lituania y Letonia, Estonia fue una de las primeras repúblicas soviéticas en avanzar hacia la independencia a finales de la década de 1980, desafiando al gobierno central. Tras la caída del régimen comunista en la URSS en 1991, el gobierno soviético reconoció formalmente la independencia de las repúblicas bálticas el 6 de septiembre de ese año, y a finales de ese mes las tres fueron admitidas en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

La frontera oriental con Rusia permanece como tema de disputa entre ambos países tras la independencia de Estonia. El gobierno soviético transfirió cerca del 5% del territorio de Estonia a la República Socialista Soviética Rusa en 1945, y las autoridades estonias pretenden su devolución. El gobierno de Estonia ha expedido pasaportes a aquellos que hablan estonio en algunas de las áreas disputadas, lo cual ha llevado a las autoridades rusas a acusar a Estonia de intentar anexionarse territorio ruso.

El gobierno de Estonia ha intentado reforzar los lazos con otras repúblicas bálticas y con los países occidentales. En septiembre de 1993 firmó un acuerdo de libre comercio con Lituania y Letonia que retiraba aranceles en las importaciones y normalizaba la normativa sobre aduanas y visados. En febrero de 1994, Estonia firmó el acuerdo de Asociación para la Paz, un pacto de cooperación militar limitada con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Las tropas rusas se retiraron en agosto de 1994. A cambio, Estonia permitió que el personal soviético retirado que vivía en Estonia solicitara la residencia.

Por lo que se refiere a la evolución política en el interior del país, cabe destacar que las primeras elecciones parlamentarias, desde el restablecimiento de la independencia tras la ocupación soviética, tuvieron lugar en septiembre de 1992; en ellas, la coalición de centro-derecha Patria, dirigida por Mart Laar, obtuvo la mayoría. Lennart Meri fue nombrado jefe de Estado. Las segundas elecciones generales tuvieron lugar en marzo de 1995, dando como resultado la unión del Partido de la Coalición, la Unión del Pueblo Rural y el Partido del Centro. Tiit Vähi, primer ministro en 1992 y actualmente jefe de gobierno y dirigente del Partido de la Coalición, fue reelegido en su cargo, y Edgar Savisaar, que había encabezado el gobierno de Estonia bajo la Unión Soviética y ahora dirige el izquierdista Partido de Centro, se convirtió en ministro del Interior. Las líneas maestras de su gobierno se centraron en la descentralización administrativa y en la ayuda a los agricultores y demás sectores sociales perjudicados con la liberalización económica previa. Asimismo, en abril de 1995 Estonia firmó un acuerdo de asociación con la Unión Europea (UE), por lo que tuvo que adecuar su economía y su legislación a los requisitos exigidos por la UE.

En octubre de 1995, el ministro de Interior Savisaar fue obligado a dimitir debido a las acusaciones de escuchas ilegales. Se formó un nuevo gobierno, dirigido también por Vähi, en el que los representantes del Partido del Centro cedían su puesto a los del derechista Partido de las Reformas, por lo que se volvió a fijar un política económica de carácter neoliberal, similar a la del periodo 1992-1994. La conflictividad con la población rusófona y con el gobierno ruso respecto a este tema y a la delimitación de fronteras entre ambos países han seguido siendo, junto con el déficit comercial, los problemas a los que ha tenido que enfrentarse el nuevo gabinete.

El 20 de septiembre de 1996 se celebraron unas nuevas elecciones en las que Lennart Meri resultó reelegido para un segundo mandato de cinco años. Las reformas económicas, puestas en marcha tras la independencia del país, continuarán debido a los buenos resultados obtenidos en los últimos años: la tasa de inflación, que era del 1.000% en 1992, ha descendido hasta situarse en la actualidad en un 20%; el sector privado se encuentra en plena expansión y las inversiones extranjeras en el país son cada vez mayores.