Canóvanas
Canovanenses |
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Ciudad de los Indios, Ciudad de las Carreras, El Pueblo del Chupacabras, Pueblo Valeroso
Alcalde: Hon. José R. "Chemo" Soto Rivera (PNP). Información general Canovanas fue fundado en el año 1909. El origen del nombre viene por la existencia de la ranchería del cacique Canobaná. La historia nos dice que 1515 hubo un levantamiento de los caciques Luquillo, Dagua y Humacao Canobaná. El cacique Canobaná y la cacica Loaíza se hacen adeptos a la corona de España. Después de cuatro siglos y luego de ser una ranchería, el poblado pasa a ser un barrio de Loíza. En 1905, surge la idea de formar el pueblo de Canóvanas por considerarlo un mejor acceso a la carretera principal de San Juan a Fajardo. En el 1909, se consiguió el traslado de la capitalidad del municipio de Loíza a Canóvanas, acta que data del 30 de noviembre de 1909. Parte del bosque nacional del Caribe de la Sierra de Luquillo se encuentra en su territorio. Su superficie tiene 32.8 millas cuadradas, 85.0 kilómetros cuadrados, y está localizado en la costa norte oriental de la Isla. Su población es de 43,335 habitantes. Topografía Parte de la región central y todo el norte son llanos. Al nordeste del pueblo se encuentra la cuchilla de Santa Inés, la cual no supera los 100 metros de altura. Por el sur corre la cuchilla El Asomante, que lo separa de Juncos, con una elevación entre 200 y 700 metros (656 y 2,296 pies). En el sudeste, presenta estribaciones de la sierra de Luquillo con el cerro El Negro de 790 metros (2.592 pies). Hacia el centro, se hallan los cerros La Peregrina, que limita con Río Grande, de 500 metros (1,903 pies) y el Pitahaya de 290 metros (951 pies). Elevación Su elevación es de 40 metros. Hidrografía El Río Grande de Loíza cruza por su extremo noroeste y sus afluentes los ríos Canóvanas, Cubuy, Canovanillas, Herrera y varias quebradas. Precipitación Su precipitación anual es de 73.62 pulgadas. Localización Situado en la parte nordeste de la isla, colinda por el norte con Loíza; por el sur con Juncos y Las Piedras, por el oeste Carolina y Gurabo y por el este Río Grande y Loíza. Barrios Oficiales de Canóvanas Campo Rico, Cubuy, El Verde, Hato Puerco, Las Lomas, Las Mercedes y Toma Agua. Himno Es mi pueblo natal Sus hijos son hilera Roca tallada y barro, Contemplo en la ventana Y al paso de los años
Bandera de Canóvanas Los colores son oro y violeta, los mismos que componen el escudo. Diseñada en tres franjas que corren a lo ancho; primera violeta, la segunda es dorada con el escudo del municipio en el centro y la tercera violeta. Escudo de Canóvanas Su escudo tiene los siguientes significados: los colores violeta y oro representan la bandera de los Hijos y Amigos Ausentes de Canóvanas. La cadena rota es símbolo de la descontinuación de Canóvanas como barrio de Loíza. La corona, en el centro superior del escudo, simboliza la suprema jerarquía del cacique Canóbana. La corona de laureles es indicatoria de los veintitres triunfos consecutivos del quinteto de baloncesto los Loíza Indias, que fue un récord para Puerto Rico y que estan representados por un canasto de baloncesto en medio de los laureles. El sol naciente significa el surgimiento. Santo Patrón Nuestra Señora del Pilar. Fiestas y actividades Fiestas de la Cruz (Mayo), Fiestas Patronales a Nuestra Señora del Pilar (Octubre), Navidad en el campo (Diciembre). Lugares de interés Antigua Lechería, Hipódromo El Comandante, Parque Villarán, Puente Español, Ruinas Central Canóvanas, Casa de Jesús T. Piñero. Personajes ilustres Benjamín Morales (actor); Enrique Sánchez Cappa (cronista deportista); Dr. Francisco F. Mundo (médico); Jesús T. Piñero (primer gobernador puertorriqueño no electo); Juan Calzada González (primer abogado del municipio); Julio Jiménez (político); Luis Sánchez Cappa (periodista); Rafael José Albandoz (político); Rey Francisco Quiñones (locutor y actor). Leyenda A un kilómetro de Canóvanas, cerca de la carretera que conduce a Juncos, se alzan las ruinas del Castillo de la Muerte. Se le llama así desde tiempos remotos por la horrorosa y sangrienta tragedia que ocurriera la noche del 13 de septiembre de 1700. Aquellos que conocen la leyenda de Don Juan Aybar Ruiz (Señor de Loíza), no pueden evitar estremecerse y persignarse al ver las ruinas, como si el espíritu del mal morase en ellas. Hace muchos años, los vecinos del barrio Cambalache vieron llegar un gran número de obreros, que trabajaron día y noche, hasta que tres meses más tarde, a orillas del río Canóvanas, se levantó el hermoso “Castillo de Le Ham”. La inesperada construcción del castillo, el lugar tan solitario donde lo edificaron y la llegada repentina de los dueños hizo que todos pensaran que venían huyendo. Su dueño era un español muy rico que había recibido las tierras que comprenden Juncos y Canóvanas de parte del Rey. Se hacía llamar Don Juan Aybar Ruiz, Señor de Loíza. Su esposa era Doña Elvira Montaner y Somohano, hermosa y joven castellana. Pasaron 5 años de tranquilidad. Una noche de septiembre, mientras se celebraba en la mansión el cumpleaños de Doña Elvira, entró temblando un criado anunciando que el castillo estaba cercado por hombres armados. Antes de que pudieran correr, entró un hombre en traje de pirata y pidió la rendición del castillo, en nombre de su capitán el Corsario Rojo. Enseguida, entró a la sala un hombre vestido todo de rojo con un corazón blanco a cada lado del pecho. Saludó cortésmente a Don Juan y éste , sin saber por qué, se estremeció al oir aquella voz. -"Señor", dijo Don Juan. "Si es dinero lo que queréis, pedidlo, que lo tendréis enseguida, si es que con ello puedo conseguir que os retiréis". Lanzó el corsario una estridente carcajada y dijo: -"No, Don Juan. No es dinero lo que me trae aquí, sino algo más importante. Mientras hablaba se descubría el rostro para asombro y horror de Don Juan y de su esposa que con voz apenas perceptible dijeron: -"¡ Pepe, tú, un corsario, un pirata!" El Capitán lanzó una carcajada que heló la sangre de su hermano y con acento feroz dijo: -"Sí, un corsario, un pirata. ¿Qué me importa que me llaméis así si al fin os encuentro? Ha llegado la hora de que arreglemos cuentas. Hace 5 años que me robaste a mi esposa y con ella mi honra y mi felicidad. Desde entonces, te he buscado incansablemente, ansioso de lavar mi afrenta con tu sangre. No hay un pueblo al sur de Europa que no haya visitado buscándote". Cuando calló, Don Juan y doña Elvira sabían la suerte que correrían. De pronto, los allí presentes vieron horrorizados a aquellos bárbaros sacarle los ojos, cortarle las lenguas y los brazos, atravesarles una y otra vez el corazón a los dueños del castillo. Por último, vieron al Capitán teñir con su sangre los dos corazones blancos que llevaba sobre el pecho. Luego 10 convidados, 20 servidores y 90 esclavos fueron pasados a cuchillo. |